ENTREVISTA
CON
JONATHAN OTT

AUTOCULTIVO PARA SORTEAR LA PROHIBICIÓN

Fericgla, Samorini, Hofmann, Jonathan Ott

 

   Jonathan Ott es un eminente investigador etnobotánico. Y para no asustar más al personal con palabras raras, empezaremos por el principio. Jonathan nació en Estados Unidos, aunque actualmente reside en México, tierra mágica y psicoactiva por excelencia. De joven, amenazado por un reclutamiento para la guerra del Vietnam, se esconde de una sociedad que no es de su agrado y entra en contacto con las plantas psiquedélicas, sustancias que le abren las puertas de la percepción y que dan a su vida una nueva perspectiva. Desde ese momento Jonathan se dedica al estudio y difusión del conocimiento de estos vegetales que en la antigüedad habían estado ligados a rituales religiosos, tanto en las culturas arcaicas como en la Grecia clásica.

    Ott empezó su carrera organizando congresos sobre setas psiquedélicas, en los que participaron R.G.Wasson y Albert Hofmann. Colaboró también en la redacción del primeros libros sobre cultivo y identificación de los hongos psiquedélicos, publicaciones que abrirían para un amplio público la posibilidad de autoabastecerse de estas setas sin haber de pasar por el incierto y sospechoso mercado negro.

    Tras largos años de estudio ha publicado un libro enciclopédico sobre las plantas enteógenas: Pharmacotheon. En él podemos encontrar información histórica y botánica sobre el peyote y setas psiquedélicas, pasando por la ayahuasca, el brebaje de los chamanes amazónicos.

Jonathan estuvo presente en las Jornadas sobre Sustancias Enteógenas organizadas por J.M.Fericgla en la primavera primavera de 1998. Allí nos ofreció gentilmente un espacio de tiempo para conversar.


 

    Imaginaria: Desde hace varios años venís celebrando en México unos seminarios sobre plantas psiquedélicas en los que participan los Shulgin, McKenna, expertos en el cultivo de hongos, antropólogos y terapeutas. Quizás la característica más relevante de estas reuniones sea que tanto los ponentes como los asistentes conviven durante toda una semana en un mismo recinto, comiendo juntos, asistiendo a las charlas y hablando hasta altas horas de la noche. Esto permite un intercambio de información e ideas más fluida que en otras reuniones...

    J. Ott: Sí, y también toman enteógenos juntos... En el hotel dónde este año se celebraba el seminario crecían setas psiquedélicas en los prados de los alrededores, y los asistentes tardaron poco en darse cuenta de ello. En años anteriores este uso tan abierto no se daba con tanta facilidad, quizás porque la media de edad de los asistentes era más elevada. Este año hemos podido contar con unas becas ofrecidas por una persona de Tejas, y así varias personas jóvenes con pocos recursos económicos han podido asistir. Esto hacía que la reserva a la hora de consumir setas fuese pequeña, al mismo tiempo que la relación entre las personas era más abierta y fluida. Esto es importante sobre todo para los estadounidenses, ya que en EE UU la gente no se atreve a hablar de estos temas ni con los amigos. Es una población muy desarraigada, que cambia de profesión y de residencia muy a menudo, y por lo general sólo suelen relacionarse con personas de su empleo o con los padres de los compañeros de sus hijos. La consecuencia de esto es que no saben si sus conocidos tienen interés por estos temas, y ante la paranoia general que hay en el país prefieren la reserva. En estos seminarios, en cambio, aunque los asistentes vengan de diferentes estados tienen un nexo en común, que es el interés en los enteógenos. Por lo tanto aquí encuentran un lugar ideal para poder hablar, conversar e intercambiar opiniones.

    Imaginaria: Anteayer comentabas que un posible cambio en la legislación americana podría venir no de una administración Demócrata (el equivalente a un partido progresista europeo) sino de una administración Republicana...

    J. Ott: Sí, esta es mi opinión, aunque quizás no sea la mayoritaria. La gente piensa que los Demócratas son más liberales con respecto al tema de la droga, pero al mismo tiempo esto los hace más vulnerables a los ataques de los Republicanos. Creo que por este motivo, Clinton, en cuanto al tema de la droga, está pintándose más conservador que los propios conservadores. En la propaganda electoral llegó a anunciar que aumentaría en 100.000 los agentes la fuerza policial nacional para combatir el crimen asociado con la prohibición, cuando tradicionalmente su partido ha tenido un enfoque más sanitario y preventivo, mientras que la posición de fuerza había sido siempre una actitud más bien Republicana. Clinton fulminó una persona de su propia administración que propuso la despenalización frente al caos de la represión. Eso sí, hizo una cosa positiva: cortar el presupuesto de la oficina del "Zar antidroga", un órgano que tan sólo se dedicaba a hacer propaganda en contra de las sustancias psicotrópicas, pero que en realidad no tenía ningún plan de asistencia social o de información real sobre ellas. Los Republicanos fomentan mucho la propaganda antidroga, pero al mismo tiempo también son muy pragmáticos; si llegan otra vez a la administración podrían hacer algo sobre la desastrosa situación del tema de la droga. En Norteamérica generalmente el Congreso y la Administración siempre han estado en manos de partidos diferentes; el electorado tiene suficiente inteligencia como para ver esto... que el gobierno, cuanto menos haga, cuanto más paralizado esté, mejor, porque siempre joden las cosas -al menos así lo veo yo-. De todas maneras la situación de las drogas ha de cambiar; el colapso de las cárceles, el crimen en las calles...


    Imaginaria: ¿Una manera de romper esta situación sin salida es que cada cual se plantara sus plantas, algo así como "Planta y deja plantar"? Es por esto que ahora has hecho el libro sobre las plantas análogas a la ayahuasca, ofreciendo una larga lista de vegetales con las que se puede elaborar este preparado amazónico, como al final de los setenta se creó una literatura para el cultivo de hongos psiquedélicos en interior...

    J. Ott: Sí, yo estoy a favor de esto. Creo que el prohibicionismo es algo sumamente antidemocrático y contrario a los intereses económicos, jurídicos y filosóficos. Dicen que es para comprar seguridad en calles, pero yo lo veo como opuesto: da armas a jóvenes que de otra forma no tendrían dinero ni interés para comprarlas. Y lo mismo en lo que se refiere a la protección de las familias, ya que la consecuencia real de esta política es que ponen a padres de familias en las cárceles. El hecho es que en EE UU hay un millón de personas en la cárcel por motivos de drogas, lo que representa una 50% de la población reclusa total. Este número de personas encarceladas tan sólo es superado en la China. Total, yo creo que esta situación es sumamente antieconómica, y que sería mejor gastar este dinero en escuelas o instituciones de salud pública. Yo no voto en las elecciones de mi país dada mi condición de expatriado, pero estoy muy interesado en la política y me gustaría expropiar al gobierno su actitud represiva ante el interés en las plantas enteógenas. Pienso que la manera de cambiar la situación actual es sencillamente difundiendo información para dar a la gente control propio sobre el autocultivo y que puedan preparar sus propios brebajes, así se elimina una red de distribución que siempre viene a ser una pirámide de jerarquías económicas y políticas, que es fácilmente atacable por el Gobierno; si no existe esta red, el consumo es transparente para ellos. Ahora la administración de Estados Unidos piensa que ha desaparecido el uso de los enteógenos, pero de hecho hoy es más amplio que nunca y no llega nadie a los hospitales con problemas de sobredosis o de cualquier otro tipo. La producción es muy descentralizada, ya que los que cultivan son los mismos consumidores. Yo trato de fomentar la disponibilidad de información y recursos vegetales para las personas. Esto es como hacer Tai Chi o Aikido con el Gobierno: ellos tienen la fuerza, ellos dan el golpe... Entonces, si uno quiere defenderse de esto, no puede responder con la fuerza, pero sí puede defenderse con la inteligencia: como ellos van persiguiendo una cierta cosa, entonces se desplaza la actividad para otro lado, donde ellos no están buscando.


    Imaginaria: En la historia conocida hay dos períodos de uso de enteógenos: el arcaico, en el que los chamanes tenían conocimiento del manejo de estas plantas, y luego volvemos a encontrarlos en occidente a partir de los años sesenta. Su empleo en estas dos culturas es muy diferente: los chamanes sabían dirigir la experiencia y se utilizaba principalmente para la sanación; en cambio aquí en occidente los psiquedélicos nos han abierto la percepción al misterio del universo, pero aún no sabemos manejarnos dentro de la experiencia —más bien ella nos conduce y nos lleva por dónde le parece.

 

    J. Ott: Bueno, yo diría que entre nosotros hay personas, como Albert Hofmann, que tienen décadas de experiencia en esto, pero el contexto es completamente diferente. El propósito en el mundo arcaico es distinto al nuestro. El chamanismo es la máxima expresión de la vida espiritual de los pueblos iletrados. Cuando ellos toman el enteógeno les da un sorbo de como es la consciencia sin las barreras que la mente le impone. Estos pueblos tienen una percepción del entorno mucho más directa que nosotros, que solemos dar más importancia al conocimiento escrito. Pero esta separación de mundos está desapareciendo en el siglo XX. En la misma década en que Wasson conoció a María Sabina también se empezaron a construir carreteras en su pueblo, un aeropuerto, escuelas y los misioneros transcribían la Biblia al idioma nativo. Al cabo de poco María Sabina decía que los hongos ya hablaban en inglés: esto no tan solo significaba que su tradición sagrada había sido profanada, sino también que su mundo estaba cambiando por la invasión del mundo occidental; el mundo chamánico no puede sobrevivir a la llegada del alfabeto —este es un artefacto del mundo moderno— . El caso de la ayahuasca es un caso diferente: empezó a usarse en las ciudades antes de que el interés occidental se despertara. Se utilizaba también en cultos sincréticos —el Daime y la Uniao do Vegetal— en los que ritos cristianos aceptaban la ayahuasca como sacramento. Hay un sincretismo en ello. Este caso nos enseña que un mundo se puede relacionar y adaptar al otro. Lo que podemos hacer es buscar una síntesis entre los dos. Podemos aprender mucho del mundo tradicional; por ejemplo, nosotros vemos estas herramientas como una medicina para el paciente, mientras que ellos lo ven más como una ayuda para el diagnóstico —para el chamán— . En esto creo que nosotros tendríamos mucho que aprender, en el sentido de ayudar el médico para enfocarse más en la persona y estar menos centrado en los síntomas, en lo que dicen los libros. Cuando yo voy a conocer el mundo chamánico, a chupar información de ellos, también doy algo a cambio: les cuento cual es nuestro interés en esto y trato de ofrecerles los conocimientos que desde el mundo de la ciencia hemos aprendido. Seguramente ellos no son tradicionalistas, sino que buscan lo mejor, son experimentalistas. Lo que les aportemos formará una simbiosis con lo que aprendamos de ellos. En el prefacio de Pharmacotheon he abogado por una interrelación entre los científicos y los chamanes, algo que ya se está dando, y que yo trato de fomentar.


    Imaginaria: Ernst Jünger, gran amigo de Albert Hofmann, ha escrito varios libros basándose en la experiencia desvelada por los psiquedélicos. ¿Sería Jünger el gran psiconauta Europeo?

    J. Ott: Pues sí, claro. Yo no lo conozco, pero me gustaría conocerlo. Es una persona que tiene décadas de experiencia en esto, como Albert Hofmann. Ellos no son chamanes; Jünger es un escritor y Albert un científico, pero ambos vendrían a ser lo mismo, podríamos llamarlo "místicos". Para nosotros el científico y el místico es lo que más se acerca al chamán del mundo tradicional. El chamán, al igual que un científico, parte de la base de que se puede obtener información del entorno natural; él se pone a ensayar con el sistema nervioso y con los sentidos para ver qué se puede aprender. Un chamán bueno y un científico bueno no viven de otra cosa que de hacer esto, lo demás es puro dogma, o religión, pero no es ciencia. Si los científicos empiezan a tener leyes de la Naturaleza e ideas fijas entonces ya son como los religiosos. Yo estoy más bien a favor de asumir que no sabemos nada, pero que sí podemos aprender. Recientemente he tenido la suerte de trabajar con un chamán en Sudamérica que me dijo "Yo tengo 30 años de práctica en esta ciencia", y creo que llevaba razón: ellos son los científicos del mundo tradicional. Todos somos a fin de cuentas seres humanos, con la misma herencia genética básica; somos de la misma especie y aunque seamos de mundos culturalmente muy diferentes, a fin de cuentas tenemos mucho en común.


    Imaginaria: El artículo de Wasson en 1957 sobre los hongos en la revista Life fue el punto de partida para los años sesenta, para Tim Leary —el apóstol de los psiquedélicos— , así como para los antropólogos y el redescubrimiento general de todas estas plantas...

    J. Ott: El artículo de la revista Life, punto de partida para la cultura psiquedélica, era como la bomba atómica para la represión de los años de la postguerra en EE.UU.. Hay que entender que en ese tiempo el mundo quedó dividido entre el capitalismo occidental y el comunismo de la Unión Soviética. En EE.UU. se llevó a cabo una caza de brujas y hacían firmar declaraciones de anticomunismo a la gente. Hubieron personas ejecutadas, acusadas de espionaje, que luego se vio que eran inocentes. Wasson, que pertenecía al alto establishment financiero del centro de Wall Street, publicó el artículo sobre los hongos psiquedélicos en la revista de mayor tirada del mundo —algo así como 4 millones de ejemplares—: esto era poco menos que revolucionario. Hay que tener en cuenta que el peyote y la mescalina eran conocidos por el mundo científico al menos desde hacía 50 años, pero poca cosa había sucedido. Wasson, en cambio, al llegar a México sabía lo que buscaba. No confundía los hongos con algo que tan sólo produjera alucinaciones o distorsionara la percepción de la realidad. Él iba detrás de un hongo que desvelaría el secreto del origen de las religiones arcaicas, y la experiencia que tuvo en México con la chamán María Sabina, que relata en su artículo de la revista Life, expone claramente este encuentro con el misterio de del mundo natural, con lo divino1.

    (1) Puede leer este artículo en Imaginaria: En Busca del Hongo Mágico

 

Librería Muscaria (página de Jonathan Ott)

Página personal de Jonathan Ott
en Librería Musaria

  Libros del Autor

Análogos de la Ayahuasca. El enteógeno de Pangæa
Ensayo sobre la ayahuasca y la variedad de plantas con las que puede confeccionarse
Pharmacophilia, o los paraísos naturales.
Ensayo sobre el uso de sustqancias psicoactivas; centrado en su aspecto natural y las posibilidades que depara su investigación
Pharmacotheon. Drogas enteogénicas, sus fuentes vegetales y su historia
La Biblia de los enteógenos. Todo excepto su cultivo

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